Un banquete de marca: La alta moda se sirve en la mesa
Por Daniela Uribe
¿Por qué cada vez más casas de moda recurren a la comida como herramienta creativa en sus campañas?
No se trata solo de abrirnos el apetito: es parte de un giro hacia un branding experiencial, donde la moda se convierte en un estilo de vida que seduce todos los sentidos. La prenda deja de ser la protagonista única y pasa a formar parte de una narrativa más amplia, capaz de despertar memoria, placer y deseo.
Fendi envió pasta como invitación a uno de sus desfiles, reafirmando con ingenio sus raíces italianas. Burberry se asoció con Normans, el café británico de culto que evoca la nostalgia de los desayunos clásicos londinenses. Y Hailey Bieber convirtió el “glazed donut skin” en un fenómeno viral, con imágenes tan brillantes, glaseadas y tentadoras como sus referencias gastronómicas.
Fotografía Instagram
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En un mercado de lujo que busca nuevas formas de cautivar, las marcas apuestan por momentos comestibles tan fotogénicos como memorables. Estas escenas —desde un bolso junto a un huevo pasado por agua hasta una mesa colmada de tomates, panes artesanales y frutas frescas— transmiten abundancia, placer y un toque aspiracional.
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Además, generan contenido instantáneo y altamente compartible en redes sociales, extendiendo la vida de la campaña mucho más allá del evento físico
La comida, al igual que la moda, es un lenguaje universal. Puede ser irónica, como el picnic suburbano de Saint Laurent en “An Ordinary Day”; aspiracional, como un pan de masa madre perfectamente horneado en un contexto de precios en alza; o nostálgica, como un pastel casero servido junto a una pieza de alta costura. Firmas como Jacquemus, Loewe o Tory Burch han hecho del recurso culinario un código visual que despierta emociones y refuerza su identidad.
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En última instancia, este festín visual y sensorial recuerda que el verdadero lujo ya no se limita a la prenda en sí, sino a la experiencia que la rodea: el sabor, el ambiente y el momento que la envuelven. En 2025, lo que llevas puesto importa… pero lo que degustas, dónde lo degustas y con quién lo compartes puede decir aún más sobre tu estilo.
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